Un rabino en Polonia: misión cumplida

Un rabino en Polonia: misión cumplida

Han pasado casi 13 años desde que el rabino Yehoshua Ellis fue nombrado emisario de Shavei Israel en Katowice, Polonia, y él y su esposa, Raissa, se mudaron de Jerusalén allí. Después de 5 años en Katowice y 8 en Varsovia, trabajando lado a lado con el rabino jefe de Polonia, el rabino Ellis completó su misión en el país, y realmente dejó su huella.

Nacido en Kansas City, Missouri, el rabino Yehoshua Ellis estudió en varias Yeshivot en Jerusalén antes de recibir su ordenación rabínica del Centro Sefardita Shehebar. También es Shochet, abatedor ritual kosher. Hace veinte años trabajó como voluntario comunitario en Varsovia, donde desarrolló un poderoso vínculo con la comunidad judía polaca y decidió dedicarse a fortalecerla.

Yehoshua vio que necesitaban rabinos en Polonia, así que pensó en convertirse en rabino para ayudar a cubrir esa necesidad. Mientras estudiaba en la yeshiva para convertirse en rabino, iba a Polonia durante las vacaciones de las fiestas judías y lideraba allí los servicios. En 2007, conoció a Raissa en Polonia en uno de sus pasajes regulares por el país para dirigir los servicios religiosos de las fiestas. Se casaron al año siguiente en Jerusalén, donde permanecieron durante dos años mientras Yehoshua terminaba su ordenación rabínica.

En 2010, la joven pareja se mudó a Katowice, donde Yehoshua se volvió el rabino de la comunidad. Sus dos hijos nacieron allí. Daniel ahora tiene 11 años y Chana tiene 9. Después de que llegaran los niños, la educación se convirtió en una preocupación, porque no había preescolar judía. Cuando Daniel tenía unos 3 años, se mudaron a Varsovia. Pero el rabino Ellis nunca dejó de ser el rabino jefe de la ciudad de Katowice, donde trabajó para fortalecer a la comunidad judía local, al tiempo que alcanzaba a los «judíos ocultos» en todo el sector, muchos de los cuales buscaban reconectarse con el pueblo judío.
Mientras tanto, en Varsovia, el rabino Ellis ayudó a la comunidad a desarrollarse, trabajando en estrecha colaboración con el rabino-jefe Schudrich. Sus funciones incluían la logística, la enseñanza y el trabajo religioso. Ya sea asegurando la existencia de servicios religiosos, organizando un seder de Pesach para 300 personas o realizando eventos del ciclo de vida, siempre había muchas cosas que hacer.
— Shavei ayudó a dar muchas herramientas maravillosas — comentó el rabino Ellis. — Ya sea que se trate de materiales impresos, apoyo financiero, organización de programas, su dedicación fue inquebrantable. A veces ayudaban más, a veces menos, pero siempre podemos contar con ellos. Y no es solo que proporcionaron recursos, sino que aplican sabiamente los recursos —
Otra gran responsabilidad que tenía el rabino Yehoshua Ellis era lidiar con los cementerios judíos en Polonia. Esta no era una tarea pequeña, ya que ¡hay más de 1.400 cementerios judíos en el país, además de números desconocidos de fosas comunes! Su título oficial al respecto era Director de la Comisión Rabínica de Cementerios, y fue un gran trabajo en sí mismo. Por ejemplo, a veces los huesos se desenterran al hacer una excavación para un proyecto de construcción. Y entonces era responsabilidad del rabino Ellis investigar el área, encontrar mapas y hacer todo lo posible para demostrar que había un cementerio judío en ese lugar y luchar para evitar la construcción en él. A veces con éxito, y a veces, por desgracia, no.
Por supuesto, los huesos que fueron descubiertos están lejos de ser los únicos judíos «ocultos» que encontró.
Los «Judíos Ocultos» son un fenómeno que ha ganado fuerza en Polonia en los últimos años, con muchos judíos volviendo lentamente al judaísmo y al pueblo judío. Muchos de estos judíos perdieron todo contacto con el judaísmo debido al extremo antisemitismo que encontraron después del Holocausto, y algunos de ellos incluso se convirtieron al cristianismo. Otros han escondido su judaísmo de las autoridades comunistas y ahora se sienten libres para retomar su verdadera identidad. Otro fenómeno se refiere a los niños judíos que fueron adoptados por familias e instituciones católicas durante el Holocausto. Esos niños no fueron informados de nada sobre su identidad judía, y sólo en los últimos años empezaron gradualmente a descubrirla. Hoy en día, se registran como viviendo en Polonia unos 4.000 judíos, pero según varias estimaciones, hay otros miles de judíos que ocultan su verdadera identidad, o simplemente la desconocen.
El rabino Yehoshua Ellis explica que casi ningún judío en Polonia creció sabiendo que es judío:
— Prácticamente NINGÚN judío nació en una casa donde ambos padres eran judíos —, explica. — Así que es un judaísmo muy inestable. Es lo que son, pero no necesariamente lo que siempre han sido. Son inestables sobre su judeidad.— (La historia de su propia esposa también es peculiar: estaban conectados a la comunidad judía, pero eran laicos y muchos eran comunistas.)
¡El rabino Ellis tiene tantas historias sobre cómo la gente ha venido a conectarse con su judaísmo!.. Como la de un hombre al que le gustaban mucho los comediantes judíos estadounidenses cuando era niño. Cuando tenía 8 o 9 años le preguntó a su padre:
— Papá, ¿por qué no podemos ser judíos? — A lo que el padre respondió:
—Tu ERES judío — Y hay muchas historias como esta.
El rabino siguió hablando de sus experiencias más singulares:
— Conocí a un hombre que tenía unos 60 años, tal vez más. Descubrió que su madre era judía cuando tenía 40 años. Nos conocimos porque yo estaba ayudando a otro judío que necesitaba comida y ellos estaban organizando la entrega. Su madre vivió el Holocausto y escondió su judeidad hasta que su hijo tenía 40 años. Lo veía ocasionalmente en la comunidad judía y estuve con su madre un par de veces. La madre era una mujer mayor con movilidad limitada. Iban a la tienda kosher debajo de la sinagoga para comprar chalá «para el viernes» (es decir, ni siquiera «para Shabat»). Le pregunté si ya había estado en la sinagoga y me dijo que no, así que le ofrecí una visita. Entró, claramente emocionada. La llevé al arca de la Torá y ella se quedó allí mirando, con gran emoción, los rollos de la Torá. Despues se inclinó y besó a una de las Torás… tanto su hijo como yo no podíamos dejar de llorar.—
El rabino Ellis piensa en las cosas que echará de menos:
– Al pueblo – Declara. No a la comunidad. No es una comunidad; es un conglomerado de personas. No es lo mismo. Como judío allí, te sientes esencial. Además, hay tantas cosas inesperadas allí. Nunca se sabe cuándo podemos recibir una llamada telefónica desde cualquier lugar del mundo. Puede ser alguien que necesita ayuda ahora, como en la frontera (la guerra, etc.). En cualquier momento, las cosas pueden cambiar por completo. Tantas oportunidades para ayudar a los judíos… ni siquiera necesariamente de Polonia. Refugiados, personas que necesitan ayuda con los cementerios, tantas cosas… –
Cuando la familia Ellis se mudó a Varsovia, una de las primeras cosas que el rabino Ellis recuerda hacer con su hijo Daniel es traerlo para que lo ayude a enterrar huesos. Daniel tenía tres años en ese momento. ¡Y le gustaba! Pero no tenía amigos judíos, lo que se hizo cada vez más difícil a medida que los niños crecían. — Sin embargo — observa Ellis — los niños tienen una identidad judía muy profunda; es una gran base de quiénes son; son judíos. Toda la experiencia en Polonia hizo que nuestra familia fuera muy fuerte.—
Y, sin embargo, hay lagunas. No es fácil proporcionar educación judía a los niños en un lugar que no tiene el tipo de comunidad necesaria para apoyarlo. Los Ellis enseñaron a sus hijos a rezar, por ejemplo. – Me sentaba a su lado – recuerda Ellis – y decía las palabras más fuerte, para que escucharan. Y ahora les encanta rezar; algo que siempre me ha costado. Pero, por otro lado, en realidad no pueden leer las oraciones —
Y así, finalmente, ha llegado el momento de que la familia siga adelante. Actualmente se encuentran en Montreal, Canadá, planeando los próximos pasos. Mientras tanto, cuando los niños caminan por la calle y ven a un judío visiblemente identificable, se emocionan mucho. Será muy diferente para ellos ahora. Pero los recuerdos de todo lo que han hecho durante todos los años que han estado en Polonia siempre los acompañarán.
Por Laura Ben-David

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