Esta pregunta es una pregunta de concepción, halajá, moral y actualidad. Varios “accidentes históricos” en la historias del judaísmo, hicieron que la gente abandone a sus raíces judías. Algunas veces, esto ha tenido lugar en forma voluntaria, sin embargo la mayoría a sucedido en forma forzada. Desde la inquisición, a través del antisemitismo, llegando al comunismo y a la shoá, han intentado alejar a los judíos del judaísmo y de sus hermanos judíos. Pero a pesar de todo, Israel tiene quien la proteja y Dios vestido del angel de la historia devuelve a nuestros hermanos a sus casas y a sus familias.
Muy pocos piensan acerca del futuro de Israel. Muchos se ocupan del pasado y la historia, pero tan solo unos pocos reflexionan sobre el futuro. ¿Qué es lo que hacemos para no perder al pueblo judío en la diáspora y quizás también en la tierra de Israel? No se puede hablar acerca del pueblo judío tan solo en términos numéricos y estadísticos. Los signos que el pueblo de Israel muestra hoy en día son debilitamiento espiritual y demográfica- la shoá, la asimilación, la pérdida de identidad, el alejamiento del judaísmo y el descenso del número de judíos en el mundo. Sin embargo, al mismo tiempo existen signos de despertar espiritual, gente que vuelve a ser religiosa, búsquedas espirituales y búsqueda de raíces. Por lo tanto, pareciera que a pesar de todos los esfuerzos realizados en el área de la educación y el acercamiento de personas a la religión, en el intento de fortalecer el pueblo judío internamente, debemos asimismo volver y buscar a nuestros hermanos perdidos, nuestra propia carne, para así fortalecer al pueblo judío en forma completa. El Rab Tzadok de Lublín, nos enseña que cuando hablamos de la reunión de las diásporas y el retorno de los distanciados al pueblo judío, no solo nos referimos a aquellos que son claramente judíos, sino también a aquellos que no son judíos de acuerdo a la halajá y quizás ni siquiera saben que son “zera israel” (descendientes de israel) en lo material y espiritual.