Preguntas Frequentes

¿Por qué debemos ayudar a a nuestros hermanos perdidos a retornar al pueblo de Israel? ¿No nos alcanza con los problemas que tenemos que asimismo debemos ocuparnos de gente que no son judíos de acuerdo a la halajá?

Esta pregunta es una pregunta de concepción, halajá, moral y actualidad. Varios “accidentes históricos” en la historias del judaísmo, hicieron que la gente abandone a sus raíces judías. Algunas veces, esto ha tenido lugar en forma voluntaria, sin embargo la mayoría a sucedido en forma forzada. Desde la inquisición, a través del antisemitismo, llegando al comunismo y a la shoá, han intentado alejar a los judíos del judaísmo y de sus hermanos judíos. Pero a pesar de todo, Israel tiene quien la proteja y Dios vestido del angel de la historia devuelve a nuestros hermanos a sus casas y a sus familias.

Muy pocos piensan acerca del futuro de Israel. Muchos se ocupan del pasado y la historia, pero tan solo unos pocos reflexionan sobre el futuro. ¿Qué es lo que hacemos para no perder al pueblo judío en la diáspora y quizás también en la tierra de Israel?
No se puede hablar acerca del pueblo judío tan solo en términos numéricos y estadísticos. Los signos que el pueblo de Israel muestra hoy en día son debilitamiento espiritual y demográfica- la shoá, la asimilación, la pérdida de identidad, el alejamiento del judaísmo y el descenso del número de judíos en el mundo. Sin embargo, al mismo tiempo existen signos de despertar espiritual, gente que vuelve a ser religiosa, búsquedas espirituales y búsqueda de raíces. Por lo tanto, pareciera que a pesar de todos los esfuerzos realizados en el área de la educación y el acercamiento de personas a la religión, en el intento de fortalecer el pueblo judío internamente, debemos asimismo volver y buscar a nuestros hermanos perdidos, nuestra propia carne, para así fortalecer al pueblo judío en forma completa.
El Rab Tzadok de Lublín, nos enseña que cuando hablamos de la reunión de las diásporas y el retorno de los distanciados al pueblo judío, no solo nos referimos a aquellos que son claramente judíos, sino también a aquellos que no son judíos de acuerdo a la halajá y quizás ni siquiera saben que son “zera israel” (descendientes de israel) en lo material y espiritual.

¿Cómo sabemos que son realmente descendientes del pueblo judío?

Existen ciertos casos, donde se puede comprobar el origen judío de modo contundente gracias a la existencia de ciertos documentos u objetos que hayan pasado de generación en generación por la familia. Otro modo de investigar es averiguando el origen del apellido. El problema con este sistema, es que en realidad eso no se puede tomar como una prueba definitiva por varias razones: primero, el hecho que un apellido haya pertenecido en el pasado a personas judías no comprueba que haya sido un apellido exclusivamente judío. Además, incluso si el apellido es de origen judío es imposible de determinar, sin un árbol genealógico de varias generaciones, la tradición judía de la familia. Existe, sin embargo, un tercer modo. En muchos casos, tradiciones orales que han sido pasadas de generación en generación crean en el individuo una conciencia de pertenencia que es innegable e indiscutible. Varias veces, es justamente esta sensación de identidad, la más fuerte de las motivaciones para retornar al Pueblo Judío.

¿Qué dice la halajá con respecto a este tema?

Los poskim de halachá de nuestra época, en especial el Rab Tzvi Hirsch Kalisher y el Rab Ben Tzión Uziel, dieron su opinión con respecto a este asunto tan relevante en nuestra generación. La respuesta halájica es clara y simple: la religión del hijo se determina de acuerdo a la madre y si la madre no es judía, pues tampoco el hijo lo es, no hay quien discuta esto. Sin embargo, ¿cuál tiene que ser nuestra concepción con respecto a este niño? ¿acaso es como todo el resto de los pueblos? ¿acaso tiene algún status particular? ¿es mitzvá acercarlo o alejarlo del judaísmo?

El Rab Kalisher escribió importantes fundamentos con respecto a este tema: un niño que su padre es judío y su madre no, debemos abrirle la puerta para que regrese, circuncidarlo en el momento adecuado y cuando crezca podrá rápidamente actuar de acuerdo al deseo de su padre y realizar la inmersión ritual. Si no es realizada la circunsición, lo estamos alejando con ambas manos del pueblo de Israel y no realizamos como está escrito “no distancies de el a los distanciados”. “El padre tiene esta responsabilidad debido a que el niño es llamado Zera Kadosh (simiente sagrada). Si es posible salvar a esta raíz de la impureza en que se inmergió, quitarla de su prisión y devolverla a la santidad cuan buena es esta acción”.
El Rab Uziel, en varias respuestas halájicas que brindó, renovó el concepto de Zera Israel con respecto a un niño que es hijo de un padre judío y una madre no judía. De acuerdo a su opinión, es mitzvá el retornar a esta gente al pueblo judío, a favor suyo, de su padre y de todo el pueblo de Israel. De acuerdo a sus palabras, es mitzvá aceptar su pedido de convertirse para así “no distanciar a los distanciados”.

¿Cómo puedo hacer para retornar al judaísmo?

En términos generales, el proceso de retorno incluye algunos pasos de preparación. Por un lado, se encuentra la preparación intelectual la cual consiste principalmente en el estudio; para poder ser parte integral del Pueblo Judío es muy importante recuperar la memoria perdida, conocer su historia, sus costumbres, su filosofía y sus leyes. Igualmente, es muy importante que este conocimiento supere la barrera de la teoría y se convierta en un estilo de vida, aplicando las tradiciones y costumbres en la vida cotidiana de cada uno. Estos dos aspectos se pueden llevar a cabo bien sea de modo autodidacta, a través de la lectura y el estudio individual o con la ayuda de un maestro, guía o rabino. Por otro lado, otro requisito indispensable en este proceso es la integración y la vivencia dentro de la vida comunitaria. El judaísmo desde siempre se ha caracterizado por la convivencia social y es por lo tanto un aspecto de primera importancia el encuentro con el marco judío. En este sentido, la mejor decisión es acercarse a la comunidad local más cercana.

En resumen, el acercamiento al pueblo judío exige una triple dimensión, conocimiento, sentimiento y vivencia judía. Los tres fundamentos son el secreto de retorno o conversión al pueblo judío.