De Rusia a Israel: una historia de aliá y amor
La historia de la familia Katz caracteriza la historia de los judíos Vissoky y la forma en que su comunidad estaba involucrada en la vida de los otros judíos de las zonas vecinas.
A la Gran Sinagoga de Voronezh, la capital del distrito del pueblo de Vissoky, llegan judíos de todos los barrios de la ciudad y ciudades cercanas. Rabinos y jefes de la comunidad local no han hecho distinción, hace generaciones, entre judíos asquenazíes o judíos pertenecientes a otras comunidades. Así, tanto en las oraciones como en las actividades sociales de la sinagoga de la ciudad u otras organizaciones judías, los extranjeros del pueblo de Vissoky también participan activamente.
Cuando, hace unos 15 años, la Agencia Judía de Israel abrió un curso de hebreo en la ciudad de Voronezh, Yevgeny Katz, hijo de una familia judía local, fue uno de los primeros en inscribirse y conoció allí a otra esforzada estudiante: Svetlana, que se había mudado recientemente a la ciudad de Voronezh desde el pueblo de Vissoky para estudiar en la Universidad.
Se desarrolló entre los dos una relación romántica y, después de un tiempo, se casaron y tuvieron dos hijos: una hija, Kira y un hijo, Lev. Siempre seguieron activos en la comunidad judía de Voronezh, y el tema de mudarse a Israel flotaba constantemente en el aire, pero Svetlana no se sentía en paz con el hecho de que si emigraban a Israel, el derecho oficial que tendría a la ciudadanía se le daría sólo por ser “la esposa de su marido judío” y no por ser verdaderamente la hija de una comunidad judía.
Sólo en el verano de 2022, cuando los emigrantes Vissoky recibieron un permiso oficial para inmigrar, la familia se comenzó a preparar para el cambio. En ese momento, no sentían la necesidad de hacer aliá inmediatamente, pero comenzaron los preparativos, ya que su plan era hacer aliá en el plazo de un año.
Pero el destino les cambió las vueltas, como a muchos otros.
A mediados de septiembre de 2022, Rusia comenzó el reclutamiento masivo, por lo que Yevgeny sintió que esto era una señal de que el momento había llegado. Pronto quedó claro que todos los billetes de avión se habían vendido y solo había billetes muy caros, que habrían costado varias veces el precio normal, y que no eran vuelos directos. Hay formas más baratas de cruzar la frontera, pero por tierra.
Con varios amigos y conocidos, Yevgeny se unió a una caravana de coches cuya intención era cruzar la frontera entre Rusia y Georgia.
Debido a estas circunstancias, se separó de Svetlana, su esposa, y de sus hijos, y el 27 de septiembre tomó un tren a la ciudad de Krasnodar y desde allí se unió al coche con el que comenzaron el viaje. Después de varias horas conduciendo, llegaron al final de la fila, que incluía cientos, probablemente incluso miles de coches, todos con el mismo objetivo: escapar de Rusia.
Este viaje duró tres días y tres noches. Progresaban solamente unos metros durante un día entero y había escasez de comida, agua, combustible… Durante los tiempos de angustia, hubo personas que se aprovecharon de la situación y aparecieron vendiendo bienes de consumo básicos a precios exorbitantes, pero, como no tenían otra opción, quienes estaban en la caravana tenían que utilizar estos servicios.
¡Agotado, pero finalmente feliz, Yevgeny Katz cruzó la frontera y llegó a Georgia el 1 de octubre!
Desde allí, después de varios días de recuperación de este viaje tan agotador, se embarcó en un avión a Israel. ¡Por fin estaba libre, en el Estado Judío! La misión de rescate para él terminó con éxito, pero todavía tenía que preocuparse por cómo llevar a su familia.
Yevgeny vino a Israel como turista porque no tuvo tiempo de obtener una visa de aliá, e hizo el proceso en Israel. Su familia tuvo que pasar por todas las aprobaciones en Rusia y recibieron un visado de entrada a través del consulado israelí en Moscú, todo tratado a través de la organización en Israel, por supuesto.
Durante aproximadamente un mes, Yevgeny vivió solo, primero en la ciudad de Rehovot con amigos, luego con los familiares de su esposa, hasta la llegada de la familia a Galilea.
Ahora, viven en un apartamento alquilado en la ciudad, un apartamento amplio, que, según Yevgeni, es excelente y muy adecuado para ellos, pero estaba casi vacío. Shavei Israel vino en su auxilio y en poco tiempo les proporcionó electrodomésticos básicos: un refrigerador, una cocina, una lavadora y un microondas. Algo que les ayudó mucho, especialmente en los primeros tiempos.
Actualmente, Svetlana sigue estudiando hebreo en el Ulpan, y Yevgeny, después de unos meses de estudios de idiomas, decidió invertir su tiempo trabajando para el bienestar de la familia. Ahora está trabajando en la fábrica de UCT Fluid Solution en la zona industrial de Tziporit, cerca de la ciudad, y los niños van a la escuela.
La integración, según Yevgeny y Svetlana, va bien, y están muy satisfechos, especialmente con la integración de los niños. Además de la estructura escolar, el hijo menor participa en el club de fútbol y ya se ha unido al equipo avanzado. A pesar de su tierna edad, juega con niños que son varios años mayores que él y está muy satisfecho.
Kira, la hija mayor, también tuvo tiempo de conseguir buenos resultados en el tenis, a pesar de su corto periodo en Israel. De hecho, la foto de Kira ya apareció en un periódico ruso local.
Yevgeny se enorgullece de haber conseguido comprar un coche. Aunque de segunda mano y no muy nuevo, el coche les dio un impulso en todo lo relacionado a su calidad de vida y lo utilizan en todas las oportunidades para viajar por el país.
En un futuro próximo, Svetlana concluirá con éxito el Ulpan, Yevgeny seguirá trabajando y espera, en el futuro, recibir una promoción. También quiere hacer un curso de hebreo. ¡Ambos están muy contentos con su integración en el país de su herencia!