En Santiago de Chile, una familia judía religiosa tenía a una joven mujer como empleada doméstica. Normalmente, la señora trabajaba durante el día. Pero un viernes, la familia le pidió que se quede un poco más de tiempo, para ayudarles con una importante cena de Shabat que habían planeado. A medida que el sol empezaba a ponerse, la familia encendió velas como es tradicional para marcar el inicio del shabat.
La criada observaba la ceremonia perpleja. Cuando las bendiciones se terminaron y todos los niños habían recibido sus besos y abrazos de Shabat, la empleada no pudo contener su curiosidad. "Mi abuela ...", dijo, vacilante al principio dándose cuenta de que lo que estaba a punto de decir podría cambiar su vida para siempre, "... ella también encendía velas los viernes por la noche. Yo nunca supe ... que era una costumbre judía".
En ese momento, la señora se dio cuenta de que ella también podría tener raíces judías; que su familia eran probablemente descendiente de anusim, judíos que fueron forzados a convertirse al catolicismo 500 años atrás, y que se habían aferrado a su identidad judía durante siglos con un secreto muy bien guardado.
Esta es sólo una de las historias que Edith Blaustein, vice-directora general de Shavei Israel, a cargo de la administración, oyó durante una reciente gira de conferencias en Chile. Fue un viaje lleno de descubrimientos y nuevas conexiones.
Durante una de las paradas de Blaustein, por ejemplo, se reunió con el Dr. Gabriel Dukes, director de la división de investigación de la Sociedad Psicoanalítica de Chile. Dukes había oído recientemente sobre las actividades de Shavei Israel con las tribus "perdidas" y las comunidades judías "ocultas" en todo el mundo y había quedado fascinado por el despertar espiritual de judíos que han descubierto recientemente su identidad judía.