Shabat Rosh Hashaná
Shabat Rosh Hashaná
Por: Rav Reuven Tradburks
Primer Día. Dado que es Shabat, la lectura de la Torá tiene siete aliyot en lugar de las cinco que usualmente se leen en Yom Tov.
La lectura de la Torá para el primer día es Genesis, Capítulo 21, versículos 1-34. Este capítulo describe el nacimiento de Isaac, la insistencia de Sara de echar a Ismael, y la experiencia cercana a la muerte de Hagar e Ismael en el desierto antes de ser salvados. Concluye con un pacto hecho entre Abraham y Avimelej en Beer Sheva.
Esta lectura de la Torá expresa un tema básico de Rosh Hashaná. Mientras que los temas particulares del día son D-os como Juez, como Rey, recordándonos, esos son detalles. Todos ellos expresan una noción más grande y majestuosa. Que nosotros, la humanidad, nosotros los pequeños, tenemos una relación constante con nuestro Creador. Él se nos acercó, nos arrimó cerca, y no nos vuelve el rostro. Él hizo un convenio con el pueblo judío, prometiéndole hijos a Sara. Incluso estas palabras son fantásticas; ¿me estás diciendo que el Señor del Universo se compromete con nosotros? ¿Él se acerca a nosotros? ¿Él nos promete a nosotros? Y recuerda y toma nota de esas promesas ¿y las hace realidad? Ese es el tema esencial de Rosh Hashaná; que tenemos una conexión gloriosa con el Creador, y es por Su iniciativa. El primer capítulo de esa conexión gloriosa es la promesa a Sara de tener un hijo. Y más importante, el momento en que cumple esa promesa.
1ª Aliya. La promesa hecha a Abraham y a Sara se cumple y nace Isaac. D-os hizo “como Él dijo”.
Él prometió, Él cumplió Su promesa. La frase “como Él dijo” aparece tres veces en los primeros dos versículos. Él promete, Él hace. Este es el tema de Zijronot; no sólo que D-os recuerda, pero que Él hace lo que Él promete, actúa sobre lo que Él dice. Él le dio a Sara el hijo que Él le prometió. La idea de que D-os nos Promete y luego hace lo que Él prometió, lo enfoca al hombre como un glorioso y majestuoso socio de lo Divino.
2ª Aliya. Sara dice: “Todos los que escuchen de este nacimiento se reirán”. Por lo tanto, Isaac. (Yitzjak=se reirán).
Sara no está preocupada porque la gente se reirá de ella, avergonzada de tener un hijo a una edad tan avanzada. Si hubiera estado avergonzada, no hubiera perpetuado esa vergüenza nombrando a su hijo “risa, Yitzjak”. Más bien es la risa del incrédulo. La risa expresando que increíble es este nacimiento. Sara, nombrando al próximo patriarca Yitzjak, articula que verdaderamente increíble será nuestra historia; la historia de caminar con lo Divino.
3ª Aliya. Sara exige que echen a Ismael porque sólo Isaac es nuestro futuro.
Aunque a Abraham no le gusta esto, HaShem le dice que Sara está en lo correcto porque Isaac es el futuro judío. Aunque valoramos a toda la gente, el destino judío es diferente, nuestra gente es diferente, y nuestro acuerdo con D-os es diferente. Somos un pueblo con un destino impar.
4ª Aliya. Abraham se levanta temprano para poner en camino a Hagar e Ismael. Ellos van a Beer Sheva. Hagar no tolera ver la muerte de su hijo. Un ángel le comunica que su hijo está a salvo porque D-os escuchó la voz del niño. La historia de Hagar en su jornada con su hijo es paralela a la historia de la Akeida, la que leeremos mañana, de Abraham en su jornada con su hijo. Temprano por la mañana, con un hijo, cercano a la muerte, el ángel llama, se abren sus ojos.
Hay un tema universal de Rosh Hashaná, de toda la creación de D-os. Hay grandes naciones. Como Ismael. Pero la historia paralela de Yitzjak y la Akeida, sirve para resaltar las diferencias no las semejanzas. Hay muchas grandes naciones. Ismael llega a ser un gran guerrero/arquero. Así de grande como es, es sólo una gran nación entre las naciones. La grandeza del pueblo judío es nuestra singularidad, un convenio con D-os. Isaac llevará adelante este convenio, no Ismael.
5ª Aliya. Ismael también será una gran nación. Ella abre los ojos, ve agua, y ellos toman. Él crece y se convierte en guerrero.
Hagar ve agua y toma. Abraham en la Akeida ve un carnero y ofrece un sacrificio. Uno es la vida temporal; agua para tomar. Abraham es la vida enrarecida de la conexión Divina; el carnero para ofrendar.
6ª Aliya. Avimelej hace un pacto con Abraham “porque D-os está contigo en todo lo que haces”.
Esto también es una promesa cumplida. A Abraham se le prometió que tendrá un nombre destacado. Su fama llegó. D-os promete y cumple esas promesas.
7ª Aliya. Nombran a la localidad Beersheva de la palabra juramento o pacto.
El tema del convenio, de los pactos especiales, estimula esta lectura de la Torá. Pero hay pactos humanos de amistad y paz. Hay convenios Divinos de majestuosidad y grandeza.
Segundo Día. La lectura de la Torá son los 24 versículos de Genesis, Capítulo 22. Esta historia, Akeidat Yitzjak, la ligadura de Isaac es la historia más dramática de la Torá. Articula cuán lejos puede ir el hombre en su lealtad a D-os. Mientras que es una historia complicada de reglas conflictivas, la narración es hermosa en su simplicidad. Dentro de la simplicidad de la historia, el profundo e inquebrantable compromiso de Abraham es majestuoso. La historia concluye con el carnero atrapado en el matorral por sus cuernos; el shofar que utilizamos en Rosh Hashaná.
1ª Aliya. D-os prueba a Abraham: Toma a tu amado hijo y ofrécelo como un sacrificio. Abraham se despierta temprano, se levanta y va con sus asistentes, con Isaac y con la madera. El drama de la historia es desmentido por las sorprendentes, simples palabras: hineni, aquí estoy, se despertó temprano, se levantó, y fue a cumplir lo que D-os le pidió. La ausencia de cualquier diálogo, de preguntas, de desafío a D-os, de discusión con Sara, de explicación a Isaac, es sorprendente. Esta sencillez comunica el mensaje de la sencillez de la lealtad de Abraham a D-os; simple lenguaje, simple fe. Porque esta historia terriblemente complicada, es en sus raíces bastante simple. Esta sencillez es un tema de Rosh Hashaná. Vivimos en un mundo terriblemente complicado; tenemos muchas preguntas sin respuestas, preguntas teológicas, muchos desafíos y confusión. Pero en un nivel muy hondo y profundo, somos sencillos en nuestra devoción. Como el shofar, sin palabras, sólo un llamado simple desde la profundidad de nuestras almas.
2ª Aliya. Llegan al lugar. Los asistentes quedan atrás. Abraham e Isaac caminan juntos. Isaac pregunta dónde está el sacrificio. Abraham contesta que D-os proveerá el sacrificio. Y caminan juntos.
Ellos caminan juntos. Esta unión es irónica porque Abraham sabe que sacrificará a Isaac, mientras que Isaac no sabe esto. O tal vez si lo sabe. ¿Acaso Isaac descifra lo que está pasando? ¿Se pregunta porque en estos tres días se trajo todo para el sacrificio excepto la ofrenda? Tal vez lo resolvió; él está verdaderamente junto con Abraham. Mientras que Abraham es examinado, Isaac también lo es. El papel de Isaac ante la ofrenda dispuesta es dramático. Y como el padre del pueblo judío, muestra la imagen del judío casi destruido, pero sobreviviendo.
3ª Aliya. Abraham construye el altar, arregla la madera, pone a Isaac sobre el altar y saca el cuchillo para matar a su hijo. El ángel interrumpe; le indica que no mate a su hijo o que haga otra cosa, porque ahora sabemos que ni siquiera detendrías tu hijo de Mi. Abraham ve al carnero y lo sacrifica en lugar de Isaac. Él llama a este lugar “D-os verá, yiré” y se llama a la montaña en que D-os es visto (Har Hamoría).
¿Qué más se puede decir de este poderoso y dramático momento? La montaña es nombrada. Él ve. Y Él es visto. Esta historia le dice a Él mucho acerca de Abraham. Él vio a Abraham no sólo profesar su fe, pero siendo leal. Y la historia también nos dice mucho de Él. Lo que vemos en Él es el misterio, ¿por qué Él hizo esto? y que poco conocemos de Sus caminos. Mientras que, al mismo tiempo, Su misericordia y Su lealtad hacia nosotros se ve claramente. Él salvó a Abraham y a Isaac de un momento traicionero.
4ª Aliya. El ángel llama a Abraham por segunda vez. Se le dice que D-os juró que, si Abraham no retenía a su hijo, que él y su descendencia serían bendecidos, serían una bendición, y serían una gran nación.
Este también es un tema de Rosh Hashaná. La Creación del mundo fue una expresión de deseo Divino de tener un socio en el hombre. La elección de Abraham fue una expresión más íntima del Deseo Divino por un socio específico en el hombre. Y la expresión de las bendiciones al pueblo judío es una indicación adicional de nuestro convenio único. Rosh Hashaná no es sólo la majestuosidad de D-os, pero la majestuosidad del hombre. Somos socios del Rey. Él se acerca a nosotros, nos crea, nos elige, nos enseña, nos bendice. Que mandato majestuoso, los socios, los socios íntimos del Rey.
5ª Aliya. Se le dice a Abraham que su hermano tiene una extensa familia de descendientes, incluyendo a Rivka.
La próxima generación está ahora preparada para recoger este gran convenio y tomar su lugar en la historia judía.